El origen

En España la mezcla de ritos paganos con rituales religiosos es el origen de muchas de nuestras tradiciones ancestrales. El origen de las representaciones teatrales está en algunos de ellos. Las danzas de personajes disfrazados de demonios o diablos están documentadas a principios de la época medieval. No se sabe con certeza cúal es su origen, pero se sabe que algunos personajes disfrazados acompañaban a las procesiones religiosas u otro tipo de comitivas para anunciar su llegada de forma más espectacular. Muchas veces no tenían nada que ver con la ceremonia y solo pretendían divertir al público presente en el acto.

El Bien y el Mal

Sin embargo, en el siglo XII se introdujeron por primera vez en el teatro para representar la lucha entre el Bien y el Mal. A partir del siglo XV, este tipo de representación teatral asociada a eventos religiosos empezó a ser habitual en Cataluña y se extendió por diferentes pueblos y regiones.

Su evolución

En el siglo XIX, llegan a Valencia y a las islas Baleares alcanzando un mayor protagonismo. Surgen entonces las primeras Collas de dimonis (agrupaciones de demonios) o Correfocs (correfuegos). Prácticamente desaparecieron durante la guerra civil y los años de posguerra, para recuperarse poco a poco en los años 70. Desde entonces, han ido evolucionando y adquiriendo protagonismo: en la actualidad no hay fiesta local que no tenga su Correfoc con un gran espectáculo de pirotecnia.

La fecha en Palma

En la mayoría de los pueblos esta danza de fuego diabólica se celebra por San Antoni Abad en el mes de enero, incluyendo además de los demonios, dragones y pasacalles con una gran tamborada. En Palma tiene lugar unos días después de la fiesta de San Sebastián del 20 de enero. Si no lo has visto nunca, te lo recomiendo.

Práctica: expresión oral

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